La lesión muscular está considerada como una de las más frecuentes en el ámbito del deporte. Este hecho es especialmente relevante en deportes que involucran cambios de dirección a alta velocidad, como el fútbol, baloncesto, béisbol y fútbol americano. Los estudios epidemiológicos demuestran que la lesión muscular en fútbol supone más del 30% de todas las lesiones. Esto implica una recurrencia de entre 1,8 y 2,7 lesiones musculares por cada 1.000 h de exposición, ya sea entrenamiento o competición (Green et al., 2020; Junge et al., 2006; Walden et al., 2005). Estudios que muestran datos por separado, estiman que esta musculatura tiene una incidencia lesional de 0.5 por cada 1000h de entrenamiento y entre 3–4.1 por cada 1000h de competición (Ekstrand et al., 2016; Lempainen et al., 2015).
Para un equipo profesional de fútbol esto representa unas 12 lesiones musculares por temporada. A su vez, las lesiones musculares equivalen a más de 300 días de baja deportiva en el conjunto del equipo y durante dicha temporada (Junge et al., 2006; Walden et al., 2005).
En este estudio de caso, vamos a ver en profundidad la lesión muscular isquiosural de un jugador de fútbol, desde tres puntos de vista:
Cada prueba de imagen tiene sus puntos fuertes y débiles. Y lo que es más interesante: la combinación de diferentes tecnologías nos permite entender mejor la patología, su extensión, severidad e implicaciones. Analicemos los pros y los contras de estas pruebas de imagen.
La lesión muscular es un tipo de patología musculoesquelética muy estudiado por diferentes pruebas de imagen. Además de ser muy recurrente en deportes acíclicos, de la calidad de la información del diagnóstico depende la intervención realizada. Por tanto, la decisión que se tome en casos de lesión muscular debe estar basada en pruebas diagnósticas con la mayor precisión posible.
El diagnóstico médico se basa principalmente en la clínica y en dos pruebas de imagen: imagen de resonancia magnética y ecografía. Ambas describen estructuralmente esta lesión, de manera que se puede conocer su localización, severidad, extensión y la presencia o no de sangrado (Ahmad et al., 2013; Pollock et al., 2016).
La imagen de resonancia magnética es la modalidad escogida cuando se quiere mayor precisión y se considera la prueba de referencia, pero con un coste mucho mayor a la ecografía. El momento óptimo para realizar IRM es entre las 24 y 72 primeras horas, ya que es cuando ya existen signos apreciables que permiten cuantificar la severidad de la lesión (Kerkhoffs et al., 2012).
La ecografía, por otro lado, tiene la ventaja de ser mucho más barata, pero técnico-dependiente y, al igual que con la IRM, los hallazgos ecográficos más importantes son la visualización del hematoma, la discontinuidad de las fibras musculares y la longitud, anchura y profundidad de la lesión (Ahmad et al., 2013; Svensson et al., 2018), pero evidentemente con un menor grado de precisión.
Se estima que cuando se diagnostica esta lesión, en torno a un 13% de los casos no se identifican con imagen de resonancia magnética (Ekstrand et al., 2016), lo que abre las puertas a otras formas de diagnóstico que tengan mejores resultados de sensibilidad y/o especificidad. De esta manera, la termografía infrarroja, entre otras tecnologías, se postula como una candidata a la ayuda en el diagnóstico en patologías musculoesqueléticas, especialmente en las lesiones musculares.
La literatura científica actual no arroja mucha luz al respecto y solo existen unos cuantos artículos que hablan sobre el tema. Incluso, en ocasiones, dicha información es muy heterogénea y contradictoria, por lo que detallaremos las publicaciones que hay hasta la fecha.
Este jugador de fútbol tiene 34 años y participa de la segunda división B de España. Durante su carrera como deportista, tan solo ha tenido una lesión miotendinosa en el recto femoral derecho. Declara haber tenido otras molestias, como lumbalgia y un esguince leve de tobillo derecho, pero nada resaltable.
En el momento de esta lesión estaba entrenando con el equipo en un +48h post partido, del que jugó los 90 minutos. La acción específica en la que se produjo la lesión fue en un pase de tacón, como detalla el ejemplo de la imagen 1.
Imagen 1. Pase de tacón de Carsten Arndt, del Blau-Weiß Günthersdorf vs TSV Leuna 1919 (amistoso pretemporada).
Inmediatamente, se le retiró del entrenamiento y se le concedió el día libre, pues la clínica indicaba a una lesión muscular isquiosural, muy frecuente en el mundo del fútbol.
A la mañana siguiente, se le envió a realizar una resonancia magnética, que confirmó una rotura fibrilar de grado II en la región proximal de la porción larga del bíceps femoral, con una extensión de 3cm y un sangrado importante. Los detalles se pueden ver en la imagen 2A.
A las 48h de la lesión, se le realizó una ecografía en tranversal y en longitudinal, que se pueden observar en la imagen 2B. Esta prueba indicó una zona hipoecoica irregular, donde el espacio de retracción muscular se ha visto ocupado por el hematoma, confirmando la misma longitud y diagnóstico.
Por último, a las 36h, se le realizó una termografía, que detallaremos más adelante.
Imagen 2. Resonancia magnética (A) y ecografía musculoesquelética (B) del jugador
de este estudio de caso, 24 y 48h después de la lesión.
Tras mostrar los resultados de la lesión de nuestro caso de estudio desde la visión de la imagen de resonancia magnética y la ecografía, es el turno de la temografía. En la imagen 3A podemos ver el termograma de la región posterior de las piernas. Es especialmente interesante resaltar el hecho de una aparente pérdida de continuidad en la representación de la temperatura del muslo posterior izquierdo del deportista. Además, si comparamos con la representación de la misma región del lado derecho, detectamos cualitativamente una asimetría hipotérmica interesante. En la imagen 3C podemos observar la mano del propio jugador señalando la zona exacta al preguntarle dónde le duele. La conclusión parece obvia, al relacionar la clínica con la hipotermia en la misma zona, pero todavía necesitaremos el análisis cuantitativo. Para ello, en la imagen 3B podemos observar los datos de asimetrías medias, que devuelven resultados por debajo de -0.3º C. En color violeta aparecen las regiones donde el atleta relata dolor y rayadas las regiones donde se ha diagnosticado lesión.
Imagen 3. Termograma del protocolo posterior inferior, de las piernas del sujeto de estudio, donde se evidencia una asimetría hipotérmica cualitativamente significativa en el lado izquierdo del muslo posterior (3A). Avatar del termograma anterior, mostrando resultados cuantitativos con una hipotermia por debajo de -0.3º C en todas las regiones del muslo posterior (3B). Gesto del atleta al pedirle que señale la región del dolor (3C).
Para hacer más visible su utilización en la ayuda en el diagnóstico, hemos adaptado la tabla 1, basándonos en las conclusiones de la Guía de Práctica Clínica de las lesiones musculares del FC Barcelona (Barcelona & Mèdics, 2009).
NombreGradoEcografíaResonancia MagnéticaTermografía*DOMS0Signos inconstantesEdema intersticial y aumento de la vascularización localSignos inconstantesMicrorrotura fibrilar y/o elongación muscularIMínima solución de discontinuidadAumento de la señal intersticialSignos de hipotermia localesRotura fibrilarIIClaro defecto muscularSeñal intersticial significativa, defecto muscular focalIsla de frío evidente, que afecta a la regiónRotura muscularIIIDisrupción completa muscular y/o tendónDisrupción completa muscular y/o tendónIsla de frío evidente, que afecta al conjunto del segmento corporalTabla 1: Adaptado de la Guía de Práctica Clínica de las lesiones musculares del FC Barcelona, añadiendo la columna de termografía (Barcelona & Mèdics, 2009). *Afirmaciones basadas en práctica clínica y no en evidencia científica, debido a su baja calidad, escasez y heterogeneidad.
Como conclusión, nos gustaría resaltar la necesidad de evidencia científica de calidad, confirmando o desmintiendo la aparición de hipotermias significativas en la región diagnosticada con lesión muscular. Desde nuestra práctica clínica, basada en más de 10 años de experiencia confrontando lesiones musculares, nos parece conveniente destacar que la lesión muscular tiene este comportamiento típico de descenso de temperatura.
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