La lesión en el deporte y, más específicamente en el fútbol, afecta a diferentes dimensiones del ámbito financiero de una entidad deportiva:
En primer lugar, afecta a la salud y el rendimiento del jugador, que se verán mermados en presencia de una lesión. Además, la inactividad perjudica la condición física del atleta, que se verá afectada negativamente. Por ello, se demanda un adecuado trabajo de readaptación a la práctica deportiva y estrategias que permitan una seguridad en la vuelta a la competición, evitando así la recidiva de la lesión. Uno de los eventos más temidos, ya que tiene una gran repercusión en los departamentos médicos, es el cuándo incorporar al jugador a su deporte, siendo uno de los momentos más sensibles. Además, dentro de esta toma de decisiones, hay que tener en cuenta numerosos factores, como la lesión previa en la misma región, ya que es el factor que más aumenta el riesgo de lesión (Hägglund M. et al 2006).
En segundo lugar, el rendimiento del equipo se ve afectado cuando no podemos disponer de todos los jugadores, sobre todo cuando se trata de los jugadores con mayor rendimiento y habilidad técnica. Así lo han demostrado investigaciones donde una mayor disponibilidad de los jugadores durante la temporada está correlacionado con mejores posiciones en la clasificación final y más puntos por partido (Hagglund M. y col. 2013).
Fuente: https://www.bbc.com/sport/football/35313650
Estos factores, tanto el rendimiento del jugador y sus días de baja por lesión, como la disponibilidad de los jugadores de ser alineados por el entrenador tienen una influencia directa sobre la economía del club.
La literatura científica ha querido investigar cómo afecta la lesión en el departamento financiero de los clubes en diferentes ligas. El área económica de un club se ve mermada por las ausencia de los jugadores por lesión debido al coste de los salarios. Además, debido al beneficio económico de los derechos de televisión y de la posición final en la tabla clasificatoria, puede tener un gran impacto económico. De ello puede depender que un equipo termine la temporada en un puesto superior o inferior, así como disputar torneos internacionales o descender de liga.
En la Premier League, por ejemplo, Eliakim et al. (2020) investigaron los costes económicos de no conseguir los objetivos durante la temporada debido a las lesiones. Para calcular el coste económico de las lesiones, incluyeron los tres factores principales, de los que depende su financiación:
Los resultados de las pérdidas por lesión en la Premier League para estos autores pasan por analizar los objetivos propuestos para la temporada que no se consiguieron. Para ellos, los autores señalan que el hecho de no conseguir los objetivos disminuye las ganancias económicas en 36 millones de libras de media para cada equipo de la Premier League. En este sentido, las ausencias a causa de una lesión, es decir, el impacto por días de baja de la plantilla fue de 9 millones de libras de media por equipo. El montante total acumulado es de 46 millones de libras por equipo (más de 53 millones de €uros de pérdidas).
En ese sentido, Fernández-Cuevas, 2010 realizó un análisis de la Liga Española, donde presentó dos escenarios. El primero pasó por analizar las pérdidas por lesión de los equipos mediante un método que establecía el valor salarial de los jugadores por el mínimo estipulado en el convenio de LaLiga (para la primera división fue 643.000 € por jugador y para la segunda división, 330.000 €).
El segundo escenario, se estableció mediante la extracción de los presupuestos anuales de los equipos de fútbol para dividirlos entre los jugadores, estableciendo así un salario medio de 7.000.000 € por jugador en primera división y de 1.000.000 € en segunda división. El análisis demuestra 24.360 días de ausencia durante la competición de los jugadores, lo que supone a baja del 16% de la plantilla anualmente. Estos resultados reflejan un impacto económico de los días de baja de un total de 9,4 millones de pérdidas por salarios para cada equipo, resultados muy similares a los encontrados en la Premier League cuando se valoraban solo salarios.
Por último, la doctora de la selección brasileña de fútbol, Ana Carolina Cortê, realizó un estudio durante dos temporadas sobre el uso de la termografía para la prevención y seguimiento de lesiones. En la temporada 2015 analizó las lesiones musculares que se produjeron: 11 lesiones musculares en total, lo que supuso para el equipo, 189 días de ausencia por lesión. En la siguiente temporada, 2016, implementó un protocolo de análisis con termografía, donde adaptó las intervenciones según la información térmica. De manera que, a los jugadores que se clasificó con cierto riesgo de lesión, no realizaron el entreno con normalidad, sino que tuvieron fisioterapia, adaptación de la carga de entreno, cambio en la carga de entrenamiento, crioterapia o colocación de botas de presoterapia. Con este protocolo consiguió una reducción del 69% de las lesiones musculares, pasando a tan solo 4 lesiones durante la temporada. Además, mejoró las ausencias por lesión de los jugadores a 62 días, lo que supuso que la termografía, según sus cálculos, produjo un ahorro de 317.500 $.
En la primera temporada, el equipo gastó 472.500 $ debido a las bajas por lesión, mientras que la segunda temporada el gasto económico de las bajas por lesión se redujo a 155.000 $, demostrando así que la implantación de la termografía produce un ahorro significativo (317.500 $ o 292.000 €).
Estos resultados van en línea con los propuestos por Ekstrand et al. (2013), quien estableció que el gasto anual por equipo fue de unos 500.000 euros por las ausencias de los jugadores en la competición.
Las herramientas tecnológicas que auxilian en la toma de decisiones, entre las que contamos la termografía, tienen impacto positivo en el ahorro económico para los clubes, ya que contribuyen a la disminución del riesgo de lesión. Además, la readaptación de los jugadores a su práctica deportiva es un factor clave para evitar el riesgo de recidiva, por lo que monitorizar con termografía este proceso es esencial.
Estas herramientas, ayudan a comprender los procesos fisiológicos del jugador y mejoran el análisis de la carga interna de entrenamiento. Esto es especialmente relevante cuando se establecen protocolos de trabajo basados en la información de la termografía, que implica un ahorro mayor al coste económico de su implantación.
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