En la actualidad, gracias al uso de las nuevas tecnologías, como los GPS, la termografía y otras herramientas, disponemos de una gran cantidad de datos que, por sí solos, no aportan valor si el profesional no consigue darle el sentido a esa información obtenida (Figura 1). Por ello, relacionar diversas métricas que provienen de diferentes tecnologías nos puede ayudar a entender y establecer un protocolo de actuación en la toma de decisiones.
Figura 1. Proceso de obtención de datos, generación de información y búsqueda de variables que combines y se puedan aplicar. Fuente: https://www.theifactory.com/news/gaining-wisdom-from-data/
ThermoHuman en su afán por mejorar el proceso de conocimiento de la termografía y aportar valor, está desarrollando algoritmos de inteligencia artificial para el manejo de las métricas que están más relacionadas con el riesgo de lesión, para que el profesional pueda tomar la mejor decisión (Figura 2).
Figura 2. Cadena de valor ThermoHuman; rapidez en la toma de imágenes, procesamiento automático, inteligencia artificial para la interpretación de la imágenes.
En este caso os traemos la combinación de la termografía con los datos extraídos de las tareas de baloncesto analizadas con los dispositivos de GPS WIMU durante el proceso de recuperación de un esguince de tobillo (datos facilitados por Marcos Cerveró), quienes tienen una diltada experiencia analizando la carga diaria de entrenamiento en deportes de alto rendimiento.
El análisis de termografía muestra un estado de equilibrio relativo en los análisis previos (-4MD / -3MD / -2MD) al día de la lesión. La asimetría térmica se encuentra dentro de parámetros de vigilancia, con una señal hipertérmica hacia el tobillo que se va a lesionar, indicador de que esa estructura tiene una mayor demanda física. Además, si valoramos los datos que nos ofrece WIMU, tres días previos a la competición la fuerza media de empuje (registrada en N) de las extremidades nos señala que el tobillo izquierdo ha tenido un 7% más de trabajo que su contralateral.
Figura 3. Evolución de la temperatura del tobillo izquierdo y la diferencia en la fuerza de impacto.
En los partidos de baloncesto, los dispositivos todavía no están permitidos, por lo que no podemos tener datos de GPS. Pero el aumento abrupto de la temperatura, medido con la termografía, en el tobillo izquierdo nos indica la presencia de una patología que se confirma con la exploración clínica realizada por parte del staff médico. Se confirma un esguince de grado I del ligamento peroneo-astragalino, que debido a la exigencia competitiva y a la ausencia de pérdida de función y dolor, se va a tratar con compresión, frío, Indiba post-entrenamiento, ejercicios isométricos, vendaje y mayor descanso en las rotaciones durante los entrenamientos, pero el jugador no cesa su actividad deportiva.
Figura 4. Evolución de las fuerzas de impacto en los entrenamientos antes y después de la lesión.
Lo que se observa días posteriores, con el aumento de la diferencia del 16% y del 11% en los valores de fuerza de empuje para la pierna derecha durante las tareas de entrenamiento, es que el jugador va a variar su mecánica de desplazamiento ejerciendo mayor fuerza de empuje en la extremidad sana, la derecha, para de manera inconsciente proteger la estructura dañada.
Por ello, después de una lesión o una limitación del movimiento es importante estudiar las compensaciones que acontecen con el objetivo de valorar como esas compensaciones biomecánicas pueden afectar a las demás estructuras y no seguir sobrecargando un patrón disfuncional.
De esta forma, la termografía permite valorar el seguimiento de la propia lesión, en este caso en los días posteriores se observa una reducción paulatina de la temperatura acompañada de una reducción de la asimetría en el impacto y, además, cabe destacar que la termografía también nos sirve para controlar las compensaciones producidas por la sobrecarga funcional.
En este caso, el análisis de dos días posteriores a la lesión nos muestra una alarma, gracias al desarrollo del sistema de alarmas, para el propio tobillo y para el isquiosural contrario, es decir, y como describe Piñonosa et al 2016, la anticipación de la deceleración del cuerpo con la misma longitud del paso al dejar más impacto, requiere predominantemente un aumento de la actividad del complejo isquiosural (Colné & Thoumie, 2006).
Figura 5. Dos días después de la lesión. Sobrecarga funcional por compensación de la cadena posterior derecha
La termografía no sirve únicamente para el control del tejido lesionado si no que es un aliado en la detección de compensaciones biomecánicas durante el proceso de recuperación de la lesión.
Sobre todo en aquellos casos donde la exigencia competitiva impone un ritmo de entrenamientos y competiciones elevado y los jugadores están expuestos a continuar su práctica deportiva bajo condiciones no favorables.
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Pincha en la imagen para acceder aquí: https://mailchi.mp/thermohuman/sistemadealarmas
Colné, P., & Thoumie, P. (2006). Muscular compensation and lesion of the anterior cruciate ligament: Contribution of the soleus muscle during recovery from a forward fall. Clinical Biomechanics (Bristol, Avon), 21(8), 849-859. https://doi.org/10.1016/j.clinbiomech.2006.04.002