Autores: Juan Torregrosa Valls, Andreu Jaume Rigo Monserrat y Julio A. Ceniza Villacastín

Introducción

Las úlceras, definidas “Una lesión o solución de continuidad de la piel y/o el tejido subyacente como resultado del efecto de diferentes mecanismos lesionales internos, externos y comorbilidades propias del paciente”, presentan un desafío significativo en el campo de la atención médica. Estas heridas, que pueden ser agudas (de corta duración) o crónicas (de larga evolución donde existe una alteración de cualquiera de las diferentes fases de la cicatrización en tiempo y forma), afectan a un amplio espectro de pacientes, especialmente aquellos con comorbilidades o condiciones como la insuficiencia venosa crónica, enfermedades arteriales periféricas, la neuropatía provocada por la diabetes mellitus o enfermedades autoinmunes entre otras.

El diagnóstico, clasificación y tratamiento de las heridas de larga evolución es esencial para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir los costos asociados tanto en términos económicos como humanos.

Los tipos más comunes de heridas de larga evolución a las que se enfrentan los profesionales tanto en atención primaria como hospitalarias son las lesiones cuya etiología es venosa, arterial o mixta, las lesiones por presión y las lesiones neuropáticas o neuro-isquémicas dentro del “complejo contexto del pie diabético”. Cada uno de los diferentes tipos de lesiones, requiere tanto de un tratamiento individualizado como de una serie de recursos determinados.

Contexto de la Termografía en el Tratamiento de Heridas

La termografía infrarroja se basa en la detección de la radiación térmica emitida por un objeto, permitiendo la visualización de patrones de temperatura que pueden revelar procesos subyacentes en los tejidos. Esta tecnología, aplicada a la medicina, ofrece ventajas significativas en términos de rapidez, no invasividad y precisión en la detección de cambios en el estado de las heridas. La termografía aplicada a las heridas, especialmente en el contexto de las lesiones de larga evolución, se basa en la medición de la temperatura superficial de la piel para identificar y monitorear procesos inflamatorios, infecciones y el estado de perfusión sanguínea.

La termografía infrarroja ofrece múltiples beneficios en el contexto clínico, incluyendo:

1. Detección Temprana de Infecciones y Necrosis: La termografía infrarroja permite la detección temprana de complicaciones, como infecciones incipientes o profundas, que pueden no ser visibles a simple vista. En el caso del pie diabético, por ejemplo, la termometría infrarroja ha demostrado ser útil para identificar áreas de alta temperatura que pueden indicar la presencia de infecciones antes de que se desarrollen úlceras visibles.
2. Identificación y evaluación de procesos inflamatorios: Al medir la temperatura superficial de la piel nos permite detectar un aumento de la temperatura en áreas inflamadas, por el aumento del flujo sanguíneo y la respuesta inmune que se produce de manera local. También nos puede ayudar a realizar una valoración de la evolución de una herida y evaluar la respuesta al tratamiento comparando diferentes imágenes tomadas a lo largo del tiempo.

Esto permite visualizar de manera más precisa zonas con inflamación, que pueden estar relacionadas con el dolor, y heridas infectadas, ya que los procesos inflamatorios e infecciosos provocan un aumento de temperatura local.

1. Detección temprana de alteraciones nerviosas o neuropáticas: El control de la temperatura de manera seriada permite ver la alteración temprana del sistema nervioso periférico en pacientes con diabetes mellitus o alteraciones neurológicas. La instauración de la neuropatía afecta de manera directa o indirecta en la termorregulación cutánea y por tanto resulta en muchos de los casos en un aumento de la temperatura mantenida en comparación con la región contralateral.
2. Monitoreo del Proceso de Cicatrización: El monitoreo de la temperatura de las heridas permite evaluar la efectividad del tratamiento aplicado. Las heridas que están evolucionando correctamente suelen mostrar una disminución gradual de la temperatura, acercándose a la temperatura normal de la piel circundante (+-32ºC). Por el contrario, un aumento de la temperatura o una estabilización de este aumento en el tiempo puede indicar una infección o una complicación en el proceso de cicatrización.
3. Evaluación de la perfusión sanguínea y la insuficiencia venosa: La termografía también es útil para evaluar la perfusión sanguínea en la piel. Una perfusión adecuada es esencial para la cicatrización de heridas, ya que asegura el suministro de oxígeno y nutrientes necesarios para el tejido en reparación. La termografía puede identificar áreas con mala perfusión en donde existe una disminución de la temperatura local, ayudando a los profesionales a ajustar los tratamientos para mejorar el flujo sanguíneo y, por ende, la cicatrización. Además, una de las grandes utilidades de esta tecnología se encuentra en la detección y valoración de la insuficiencia venosa, donde gracias al aumento de la temperatura superficial de la piel debido a los diferentes mecanismos fisiopatoloógicos que se producen en esta patología, hacen de la termografía una herramienta muy valiosa para su valoración.

1. Prevención de Lesiones por Presión: En el ámbito hospitalario y de atención domiciliaria, la termografía se utiliza para prevenir lesiones por presión. Al identificar áreas con aumentos de temperatura que indican presión, fricción excesiva, cizallamiento o un estado inflamatorio mantenido en el tiempo, se pueden tomar medidas preventivas para redistribuir la presión y evitar la formación de úlceras.
2. Objetividad y Precisión: A diferencia de los métodos visuales subjetivos, la termografía proporciona datos cuantificables y reproducibles, mejorando la precisión del diagnóstico y la evaluación del progreso de la cicatrización. Esta precisión dependerá en gran medida del tipo de cámara que se utilice y el protocolo aplicado. En la actualidad, la accesibilidad de cámaras tanto conectadas al smartphone como profesionales (ver imágenes) permiten que la termografía pueda ser usada por más profesionales

Tipos y respuestas térmicas más comunes

Las heridas, particularmente las lesiones de larga evolución suelen presentar alteraciones en la temperatura local debido a diferentes procesos. La respuesta térmica en las heridas puede manifestarse como:

• Un aumento de la temperatura en el área afectada y/o en la piel perilesional debido a la inflamación, que es un mecanismo natural del cuerpo para combatir la infección y facilitar la curación, Además, puede darse como resultado de una alteración de los diferentes mecanismos de control de la temperatura superficial como es el caso de los Shunts Arterio-Venosos en la neuropatía diabética.
  • Este aumento de temperatura se observa principalmente en la piel perilesional de lesiones por presión incipientes de grado I, II, en lesiones de etiología venosa por el proceso inflamatorio propio de la piel y en las lesiones con un componente neuropático como consecuencia del reflejo vasomotor y la liberación de óxido nítrico.
• Una disminución de temperatura en el lecho de la lesión debido a la pérdida de todos los mecanismos de aislamiento cutáneo o a la necrosis progresiva de diferentes tejidos, permitiendo la excesiva evaporación o alteración del flujo sanguíneo local (hipoxia) y por tanto una alteración en el mantenimiento de la temperatura
  • Esta disminución de temperatura la observaremos principalmente en el lecho de la herida de lesiones de etiología isquémica, en el lecho de lesiones de etiología venosa provocado por el efecto de la fibrina presente o en aquellas lesiones por presión grado III y IV debido a la necrosis y alteración de tejidos profundos (grasa, tendones y ligamentos, músculos y hueso)

La diferencia de temperatura entre el lecho de la herida y la región perilesional (+- 3cm alrededor de la herida) puede ser un indicador crucial de la presencia de infección. Según varios autores, un aumento significativo a partir de +-2ºC en esta diferencia de temperatura puede señalar la necesidad de intervenciones orientadas a la disminución y control de la carga bacteriana o cambios en el tratamiento.

Las variaciones de temperatura pueden ser detectadas de manera precisa mediante termografía infrarroja, lo que permite a los profesionales de la salud evaluar la severidad y el estado de la herida.

Aplicaciones prácticas

Algunas aplicaciones prácticas podrías:

• Cuidado de Heridas - En el cuidado de heridas, especialmente en úlceras del pie diabético, la TI permite la detección temprana de la neuropatía, infecciones e inflamaciones. Las imágenes térmicas pueden identificar diferencias de temperatura entre el lecho de la herida y la piel perilesional, proporcionando información valiosa sobre la condición de la herida y la necesidad de intervención médica.
• Evaluación del tratamiento: en aquellos casos donde la temperatura pre y post es significativa. En intervenciones de revascularización, se puede observar de manera clara el efecto de la intervención con los cambios locales de temperatura. Por otro lado, también podemos valorar el efecto local de los diferentes apósitos y cremas barrera utilizados en el tratamiento de las heridas, exceso de temperatura puede hacer pensar una excesiva oclusión cuando se busca un buen control de la humedad, permitiendo dinamizar el tratamiento.
• Cirugía - En el ámbito quirúrgico, la TI es útil para evaluar la viabilidad de colgajos cutáneos y para la detección de infecciones en el sitio quirúrgico. Por ejemplo, en la cirugía reconstructiva, la TI puede monitorear la perfusión sanguínea en tiempo real, asegurando que los tejidos trasplantados reciban un suministro adecuado de sangre. Además, con el uso de nuevas técnicas como los “injertos en sello” se puede valorar la viabilidad de su aplicación.

Conclusiones:

• La termografía es una técnica no invasiva e indolora que se presenta como herramienta innovadora para la valoración de heridas y sus comorbilidades.
• En las heridas, es preciso el uso de un protocolo minucioso y sistematizado para obtener datos precisos y fiables.
• El conocimiento y la valoración de las temperaturas y sus asimetrías térmicas locales y contralaterales es fundamental para obtener información relevante sobre el estado de la herida o de la patología a estudio.
• Es una tecnología que, aunque los resultados obtenidos no pueden usarse de manera solitaria para diagnosticar, aporta una información muy valiosa para guiar las valoraciones de los profesionales y dinamizar el tratamiento posterior.

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