En el campo del deporte y el ejercicio físico, comprender cómo el cuerpo regula su temperatura durante actividades intensas resulta fundamental tanto para la optimización del rendimiento deportivo como para la prevención de riesgos asociados al sobrecalentamiento. En este contexto, un estudio reciente publicado en Journal of Thermal Biology se enfoca en la relación entre la temperatura de la piel (Tsk) y la composición corporal en atletas sometidos a un esfuerzo físico máximo.
La investigación, realizada por un equipo multidisciplinar con expertos en ciencias del deporte y fisioterapia, aporta valiosa información sobre los mecanismos termorreguladores en atletas de élite y amateur.
El mantenimiento de una temperatura central constante es esencial para la fisiología corporal, particularmente durante el ejercicio intenso. La temperatura de la piel, una variable que se modifica en función de los mecanismos de termorregulación, está influenciada por factores como el flujo sanguíneo cutáneo, el grado de perfusión en la piel y la contracción muscular. Adicionalmente, la composición corporal juega un papel clave en la termorregulación. En particular, los estudios previos han sugerido que el tejido adiposo, debido a sus propiedades aislantes, y el músculo esquelético, como generador de calor, pueden influir en la respuesta térmica durante el ejercicio.
Este estudio se planteó como objetivo principal explorar la correlación entre la Tsk y diferentes componentes corporales, especialmente el tejido adiposo y muscular, en atletas durante un ejercicio incremental y la posterior fase de recuperación.
El estudio incluyó a 42 atletas masculinos, divididos en gru pos según su capacidad aeróbica y el tipo de deporte practicado (jugadores de fútbol sala, atletas de resistencia, velocistas y corredores recreativos). Se emplearon métodos avanzados de medición de la composición corporal, como la absorciometría de rayos X de energía dual (DXA), para obtener datos precisos sobre masa grasa, masa muscular esquelética y tejido magro en las extremidades inferiores. Además, se realizaron mediciones de la temperatura de la piel mediante termografía infrarroja en reposo, durante un test de ejercicio en cinta rodante hasta la extenuación y durante un periodo de recuperación de 30 minutos.
Los resultados revelaron una disminución significativa en la Tsk a medida que se incrementaba la intensidad del ejercicio, con una reducción más notable a velocidades superiores a los 12 km/h. Durante la fase de recuperación, se observó una rápida re-elevación de la temperatura de la piel, particularmente en los primeros cinco minutos.
Estos hallazgos son consistentes con estudios previos que sugieren una vasoconstricción durante el ejercicio intenso y una posterior vasodilatación durante la recuperación.
En cuanto a la composición corporal, se encontró una correlación negativa significativa entre la Tsk y el porcentaje de tejido graso, tanto en todo el cuerpo como en las extremidades inferiores, lo que indica que a mayor cantidad de grasa, menor es la temperatura de la piel. Esta relación inversa se mantuvo constante en todas las etapas del ejercicio y la recuperación. Curiosamente, no se halló ninguna correlación significativa entre la Tsk y la masa muscular esquelética, lo que sugiere que el tejido adiposo tiene un papel más determinante que el muscular en la termorregulación superficial.
Uno de los hallazgos más relevantes de este estudio es que la cantidad de grasa corporal, tanto total como localizada en las extremidades inferiores, es un factor clave que influye en la regulación térmica de los atletas. La capacidad del tejido adiposo para aislar el cuerpo y reducir la transferencia de calor superficial parece jugar un papel importante, especialmente durante el ejercicio a alta intensidad, donde el calor generado por los músculos no se disipa tan fácilmente a través de la piel en individuos con mayor cantidad de grasa.
Esto tiene implicaciones prácticas en el campo del entrenamiento deportivo y la planificación de estrategias de recuperación. Los entrenadores y preparadores físicos pueden considerar la composición corporal de los atletas al diseñar programas de acondicionamiento físico y recuperación, asegurándose de que aquellos con mayor cantidad de tejido adiposo cuenten con estrategias adecuadas para la regulación térmica durante y después de las sesiones de entrenamiento.
El estudio concluye que la temperatura de la piel en atletas durante el ejercicio y la recuperación está fuertemente influenciada por la cantidad de grasa corporal, lo que destaca la importancia de considerar la composición corporal para optimizar los procesos de termorregulación.
En futuras investigaciones, sería útil explorar la interacción entre la microcirculación en la piel y los diferentes tejidos corporales para obtener una visión más completa de los mecanismos involucrados en la regulación de la temperatura durante el ejercicio.
Este trabajo proporciona una base sólida para futuros estudios en el ámbito del rendimiento deportivo, sugiriendo que tanto la evaluación de la grasa corporal como el monitoreo de la temperatura de la piel podrían convertirse en herramientas clave para mejorar la preparación física y la seguridad de los atletas.