En este artículo mostramos cómo la termografía ha transformado el diseño de ropa y calzado deportivo, permitiendo evaluar la interacción entre piel, tejido y temperatura. Descubre cómo estudios recientes guían a marcas como Decathlon y Adidas, entre otras, en la creación de equipamiento más cómodo, transpirable y eficiente.
La termografía infrarroja es una tecnología de imagen que permite visualizar la radiación de calor emitida por los cuerpos, generando un mapa térmico de la superficie observada. En la industria deportiva, esta técnica ha adquirido una relevancia creciente debido a su capacidad para evaluar, de forma no invasiva y en tiempo real, cómo el cuerpo humano intercambia calor con la indumentaria (SATRA, 2018).
A diferencia de los sensores de contacto, la termografía infrarroja permite analizar la temperatura sin interrumpir la actividad del deportista. Esta característica resulta especialmente útil para investigar la interacción entre la ropa, el calzado y la piel durante diferentes actividades. Las imágenes térmicas pueden ofrecer información relevante sobre las zonas de acumulación de calor, enfriamiento por sudoración o pérdida de calor al ambiente, aspectos clave para mejorar el diseño de la indumentaria deportiva (Raccuglia et al., 2018).
En un contexto donde las marcas han desarrollado tecnologías avanzadas como la transpirabilidad, enfriamiento activo e incluso regulación térmica adaptativa, la termografía se ha convertido en una herramienta esencial para evaluar, cuantificar y optimizar el rendimiento de estas innovaciones. Encontramos ejemplos de empresas como Adidas, Uniqlo o Decathlon y también centros de investigación como la Universidad de Loughborough. En ellas el uso de termografía ha permitido diseñar ropa y calzado que maximizan el confort térmico, mejoran la evaporación del sudor y optimizan el rendimiento.
En este artículo os mostramos desde una visión general e integral cómo se está utilizando la termografía para el diseño de indumentaria deportiva, citando estudios científicos y ejemplos destacados de la industria.
A lo largo de los años, numerosos investigadores han empleado la termografía para estudiar la interacción entre el cuerpo humano y el equipamiento deportivo, permitiendo evaluar tanto las respuestas del tejido como las reacciones fisiológicas del usuario. A continuación, se presentan algunos conceptos y estudios relevantes que ilustran estas aplicaciones.
El profesor George Havenith, de la Universidad de Loughborough, es un referente internacional en ergonomía térmica y ciencia del vestuario. A lo largo de su carrera, ha utilizado la termografía infrarroja para mapear la distribución de temperatura y sudor en el cuerpo humano durante el ejercicio, aportando información clave para la optimización de prendas deportivas. Además, diversos estudios han empleado esta técnica para evaluar la temperatura cutánea y la retención de sudor en distintos tejidos, consolidando la termografía como una herramienta fundamental en el diseño de indumentaria deportiva (Aylwin et al., 2021; Fournet et al., 2012; Havenith & Lloyd, 2020; Raccuglia et al., 2019).
En un estudio de 2019, Havenith y su equipo correlacionaron mapas de sudor obtenidos mediante métodos gravimétricos con imágenes térmicas, demostrando que la termografía permite identificar, de manera cualitativa, las zonas del tejido donde se acumula más humedad sin necesidad de destruir la prenda. Se observó que las áreas con mayor absorción de sudor presentan temperaturas superficiales más bajas, debido al enfriamiento evaporativo, lo que es captado por la cámara térmica (Raccuglia et al., 2019).
Además, Havenith ha contribuido al desarrollo de "mapas térmicos corporales", que han permitido a las marcas colocar tejidos transpirables o aislantes en zonas estratégicas de las prendas (Raccuglia et al., 2018). Por ejemplo, Adidas utilizó mapas térmicos para desarrollar su indumentaria olímpica ClimaCool®, que optimizan la ventilación y la disipación de calor en las zonas más activas del cuerpo.
Otra de las aplicaciones relevantes de la termografía en la industria textil es el análisis del calzado, especialmente el deportivo, por su impacto en la ergonomía, la biomecánica, el confort térmico e incluso el rendimiento físico (como ocurre con el uso de calzado especializado para montaña). En este ámbito destaca el trabajo del Dr. Alfonso Martínez Nova, de la Universidad de Extremadura, quien ha aplicado la termografía infrarroja al estudio del pie y el calzado deportivo. Sus investigaciones han demostrado cómo la temperatura plantar varía en función del tipo de zapatilla y calcetín utilizados durante la actividad física, proporcionando información clave para el diseño de equipamiento más eficiente y confortable.
En un estudio reciente, Sánchez-Rodríguez et al. (2022) analizaron el impacto de dos modelos de calcetines deportivos con tejido 3D en la temperatura plantar tras recorrer 10 km, con el objetivo de evaluar sus efectos termorreguladores. Los principales hallazgos fueron los siguientes:
Este estudio demuestra cómo el uso de la termografía permite evaluar, de forma precisa y no invasiva, el comportamiento térmico del calzado y su interacción con la fisiología del pie, aportando datos clave para el diseño de equipamiento deportivo más eficiente y confortable.
En el ámbito del desarrollo específico de productos, diversas empresas integran la termografía como herramienta fundamental en sus departamentos de I+D+i. En este contexto, destaca el trabajo del Dr. Damien Fournet, investigador en Decathlon SportsLab, quien ha aplicado la termografía al diseño de prendas deportivas personalizadas. Durante su doctorado en la Universidad de Loughborough, Fournet colaboró con el profesor George Havenith en la creación de mapas térmicos y de sudoración, los cuales han permitido desarrollar prendas con materiales diferenciados según las zonas del cuerpo, optimizando así la regulación térmica y el confort del usuario. Además, el Dr. Fournet compartió su experiencia y conocimientos en uno de los episodios del pódcast de ThermoHuman, y que puedes escuchar de forma íntegra desde aquí.
Uno de los aspectos destacados por el Dr. Damien Fournet en nuestro pódcast es la implementación de pruebas termográficas en condiciones reales de uso dentro de Decathlon, lo que ha permitido desarrollar prendas deportivas con ventilaciones estratégicamente ubicadas y calzado con mejores propiedades de transpirabilidad y aislamiento térmico. Además, Fournet explicó que han incorporado tecnologías reflectantes en algunas prendas, como chaquetas, capaces de reflejar parte de la radiación infrarroja emitida por el cuerpo, mejorando así la gestión térmica. También señaló que la termografía se utiliza para evaluar nuevas tecnologías, como tejidos inflables (sistemas textiles que modifican su espesor o estructura mediante inyección de aire o gas para ajustar el aislamiento), siempre considerando tanto el rendimiento de los atletas en diferentes tipos de ejercicio como la protección frente al calor extremo, entre otras aplicaciones.
También es importante destacar que los patrones térmicos varían en función del entorno, la actividad realizada y las características individuales del usuario, aspectos que han podido ser cuantificados gracias al uso de la termografía. Si bien hemos mencionado previamente su aplicación en población deportista, es relevante señalar que la termografía también ofrece información valiosa en otros grupos, como la población militar.
En este sentido, algunos estudios han investigado factores clave como el impacto del equipo de combate sobre la temperatura de la piel, utilizando la termografía como herramienta de evaluación. Por ejemplo, Mello et al. (2022) analizaron la respuesta térmica de militares brasileños al comparar dos tipos de chaquetas de combate: la Chaqueta de Combate Tradicional y la Chaqueta de Combate Ligera, evidenciando diferencias en la temperatura de la piel asociadas al tipo de vestimenta.
Como vemos, la aplicación de la termografía no solo varía según la población, sino también según la edad. En este sentido, Arlegui et al. (2021) demostraron que los niños presentan patrones de distribución del sudor y del calor corporal distintos a los adultos —por ejemplo, menor sudoración en el torso y mayor en la cabeza y las extremidades—. Este hallazgo resalta la importancia de tener en cuenta las particularidades térmicas de cada grupo etario, ya que una prenda diseñada únicamente con datos de adultos podría no ser adecuada para niños. Gracias a estos estudios, ahora es posible desarrollar vestimentas más personalizadas y adaptadas a las necesidades específicas de cada grupo de edad o género.
Gracias a los estudios mencionados, la termografía se ha consolidado como una herramienta fundamental en el desarrollo de ropa, calzado y equipamiento deportivo. A continuación, se detallan algunas de sus aplicaciones más relevantes:
La termografía permite visualizar las zonas de acumulación de calor y humedad en prendas y calzado durante la actividad física, proporcionando información clave para optimizar el diseño y la selección de materiales. Esta herramienta facilita la identificación de áreas específicas donde se requiere mejorar la ventilación o ajustar la transpirabilidad, ayudando a elegir tejidos técnicos más adecuados (mayor capacidad de evaporación, absorción o evacuación del sudor) y a incorporar paneles de ventilación estratégicos en camisetas, chaquetas o zapatillas.
Además, permite comparar de forma objetiva la eficacia de distintos materiales o diseños antes de su lanzamiento al mercado, acelerando los procesos de innovación en I+D+i. Marcas líderes como Under Armour y Gore-Tex han empleado la termografía para evaluar prototipos de prendas de alta transpirabilidad en condiciones de elevada exigencia térmica.
Uno de los principales retos en el diseño de ropa deportiva es relacionar las mediciones objetivas con la percepción subjetiva del usuario. Varios estudios han abordado esta cuestión, correlacionando imágenes térmicas con encuestas de confort, para entender mejor cómo las sensaciones térmicas del usuario y si se podrían corresponder con los datos objetivos (Ricote-López et al., 2019).
En este contexto, la termografía se presenta como una herramienta eficaz para valorar el confort térmico, especialmente cuando se combina con otras métricas fisiológicas, y ofrece una ventaja diferencial al permitir visualizar directamente las causas del confort o disconfort térmico. Por ejemplo, se pueden identificar zonas de calor por aislamiento insuficiente o áreas de enfriamiento excesivo debido a una evaporación intensa del sudor, todo ello reflejado de forma clara en las imágenes térmicas (Raccuglia et al., 2019).
Mediante mapas térmicos corporales, los fabricantes pueden diseñar ropa y calzado distribuyendo diferentes materiales según las necesidades térmicas de cada zona del cuerpo, logrando así una regulación térmica óptima. Gracias a este enfoque, ya adoptado por marcas como Adidas o Nike, es posible desarrollar prendas con una arquitectura térmica basada en evidencia: por ejemplo, áreas de alta ventilación en las zonas de mayor acumulación de calor, refuerzos térmicos donde el cuerpo es más sensible al frío y materiales de gestión de humedad en las regiones con mayor sudoración.
Actualmente, muchas prendas deportivas de alto rendimiento incluyen hasta una decena de tejidos distintos en un solo diseño, distribuidos estratégicamente según estos mapas térmicos. Del mismo modo, en el calzado deportivo, las compañías ubican mallas transpirables, acolchados o recubrimientos en función de los mapas de calor plantar registrados en diferentes condiciones.
El resultado son productos "body-mapped" que maximizan el confort y la eficiencia térmica del deportista, contribuyendo además a prevenir lesiones asociadas al sobrecalentamiento o a la hipotermia localizada.
La termografía también se ha implementado para detectar cambios térmicos en la piel que pueden indicar fatiga, deshidratación o riesgo de golpe de calor. Durante la práctica deportiva, el monitoreo térmico permite identificar zonas del cuerpo que muestran sobrecalentamiento o enfriamiento anómalo, sirviendo como indicador temprano para prevenir problemas fisiológicos.
Este uso es especialmente relevante en deportes de alta intensidad o larga duración —como maratones, triatlones o ciclismo— donde el control térmico puede guiar las estrategias de hidratación, elección de ropa o pausas durante la competición. De hecho, equipos de fútbol profesional y selecciones olímpicas ya emplean termografía en entrenamientos y competiciones para evitar sobrecargas térmicas y personalizar el equipamiento según las necesidades de cada deportista.
Además, se ha aplicado para analizar el impacto térmico de prendas de compresión o protecciones (como espinilleras, cascos o chalecos), evaluando su efecto sobre la temperatura de la piel y, por tanto, sobre el confort y la seguridad del usuario.
Otra aplicación crucial de la termografía es en los procesos de I+D y control de calidad de la industria deportiva. Esta tecnología permite testar rápidamente prototipos en laboratorio, tanto en deportistas reales como en maniquíes térmicos, evaluando de forma visual e inmediata si las prendas cumplen con los objetivos térmicos previstos.
Asimismo, es fundamental para la validación de tecnologías textiles emergentes, como tejidos inteligentes, materiales reflectantes o sistemas de regulación térmica inflables. Por ejemplo, mediante termografía se puede verificar la capacidad de un material para reflejar la radiación infrarroja del cuerpo, o comprobar la eficacia de estructuras 3D que promueven la disipación del sudor y el flujo de aire.
Estas evaluaciones optimizan el diseño y reducen los ciclos de prueba y error, haciendo más eficiente el proceso de desarrollo de productos. Marcas como The North Face y Columbia ya aplican este tipo de análisis para validar tecnologías de aislamiento activo y pasivo.
Finalmente, la termografía se ha convertido en un recurso valioso de comunicación y marketing técnico, al generar imágenes impactantes y fácilmente comprensibles que muestran de manera visual cómo funciona un producto. Este recurso permite a las marcas transmitir al consumidor el valor añadido de una prenda o calzado, mejorando la percepción y confianza del cliente antes o durante la compra. Ejemplos destacados de esta estrategia se encuentran en campañas de empresas como adidas o Uniqlo, que han incorporado imágenes térmicas en sus materiales publicitarios para explicar el comportamiento real de sus productos.
La termografía infrarroja se ha consolidado como una herramienta clave para el diseño, desarrollo y mejora de ropa y calzado, aportando datos objetivos y visuales sobre la interacción entre el cuerpo humano y los materiales. Su capacidad para identificar zonas de acumulación de calor, evaluar la transpirabilidad y analizar la respuesta térmica de diferentes tejidos y diseños ha permitido a las marcas desarrollar productos más eficientes, cómodos y adaptados a las necesidades reales de los usuarios.
Además, la integración de mapas térmicos ha impulsado la creación de equipamiento body-mapped, que distribuye materiales según los requerimientos térmicos de cada zona corporal, y ha facilitado la validación de nuevas tecnologías, acelerando los procesos de innovación. Más allá del ámbito deportivo, la termografía muestra un potencial creciente en otras poblaciones, como la infantil, la militar u otras, permitiendo diseñar prendas específicas según edad, género, entorno y contexto de uso. Asimismo, ofrece nuevas oportunidades para la optimización y desarrollo de materiales, prendas y tecnologías integradas. Además, el uso de la termografía en el diseño textil empieza a expandirse más allá del ámbito deportivo, hacia sectores como la indumentaria laboral, militar o sanitaria, donde las demandas térmicas específicas de cada población hacen de esta herramienta una aliada clave para la innovación.
Por tanto, el uso de la termografía no solo contribuye a optimizar el confort y el rendimiento, sino que también abre nuevas posibilidades para el desarrollo de equipamiento más seguro, personalizado y adaptado tanto a las necesidades individuales como a las exigencias del contexto actual.