La fatiga es necesaria para permitir las adaptaciones después del ejercicio, que impulsan la mejora del rendimiento (Noakes, 2000). Sin embargo, la fatiga excesiva que puede darse tras una recuperación post-ejercicio insuficiente, puede generar un rendimiento deficiente y un aumento de la probabilidad de lesión y/o enfermedad de un atleta (Nimmo y Ekblom, 2007).
En la actualidad, las estrategias de recuperación post-ejercicio se utilizan en los deportes de alto rendimiento para compensar el exceso de fatiga, y sirven para restaurar la homeostasis a nivel fisiológico y psicológico (Kellmann, 2002). Más allá de las estrategias fundamentales (sueño, nutrición, hidratación y rango de movimiento de las articulaciones), Robin Thorpe se enfoca en varias modalidades basadas en la temperatura (enfriamiento y calentamiento), que son las más utilizadas y prometedoras (aunque aún no son científicamente concluyentes)
"...Una mejor comprensión de los sistemas y mecanismos fisiológicos de la fatiga puede proporcionar un panorama más claro de cara a mejorar la recuperación del ejercicio, el rendimiento y las lesiones..."
Robin Thorpe (2021)
Robin Thorpe destaca la importancia de identificar el tipo de fatiga, que puede describirse como fatiga metabólica o daño estructural. Curiosamente, ambos tipos pueden entenderse como "fatiga general", pero tienen mecanismos fisiológicos totalmente diferentes.
Thorpe (2021) sugiere que, dependiendo de los orígenes de la fatiga, se puede prescribir una estrategia de individualización de la recuperación post-ejercicio. Por lo tanto, la fatiga metabólica debe compensarse con terapias de calor y el daño estructural con enfriamiento. La propuesta se describe muy gráficamente en la figura 1.
Figura 1: Marco práctico para mejorar la recuperación en atletas de Thorpe (2021) Recuperación posterior al ejercicio: enfriamiento y calentamiento, un enfoque periodizado.
Robin Thorpe describe diferentes procesos de monitorización para identificar la fatiga, como: valoraciones realizadas por los propios atletas, información sobre el sistema nervioso autónomo derivado de la frecuencia cardíaca, protocolos de salto funcional neuromuscular/excéntrico/concéntrico/isométrico, bioquímicos / endocrino / inmunológicos y rango de movimiento (Thorpe et al., 2017).
"... Creemos firmemente que la medición de la temperatura de la piel y, por lo tanto, la termografía infrarroja debe considerarse como otra tecnología de monitorización para identificar el origen de la fatiga y la prescripción de la estrategia de recuperación individualizada ... "
Ismael Fernández Cuevas
Además de las principales aplicaciones de prevención de lesiones, ayuda al diagnóstico y seguimiento de lesiones (return-to-play), hemos estado explorando otras aplicaciones prometedoras de la termografía para mejorar el rendimiento (carga interna).
En ese sentido, estamos desarrollando proyectos de investigación junto con atletas y equipos profesionales (principalmente de fútbol). En estos trabajos, estamos utilizado métricas para rastrear la tendencia térmica a lo largo del tiempo sin depender tanto de las temperaturas absolutas (lo que llamamos coeficiente de variación). Basándonos en esta métrica, hemos podido clasificar las respuestas térmicas globales de los individuos después de competir en tres principales tendencias (según sus datos históricos):
Hemos observado una correlación entre esas respuestas térmicas globales y la percepción de fatiga y sobrecarga después de competir.
La descripción del origen de la fatiga realizada por Thorpe (2021) encaja perfectamente en nuestra hipótesis preliminar de que una tendencia hipotérmica podría estar más relacionada con la fatiga metabólica, y una hipertérmica está más vinculada a un daño estructural. Por lo tanto, sugerimos que la termografía infrarroja puede ser una herramienta para identificar el tipo de fatiga y, consecuentemente, para la individualización de la estrategia de recuperación post-ejercicio.
Este es el caso de un equipo de fútbol profesional evaluado con termografía una vez a la semana durante más de 3 meses. Las evaluaciones se realizaron antes del entrenamiento el día después de la competición (MD+1, Match Day). Cada jugador tuvo más de 4 evaluaciones antes de empezar a utilizar el coeficiente de variación, métrica utilizada para describir la tendencia térmica individual construida con los datos históricos de cada individuo.
Figura 2. Respuestas térmicas de un equipo de fútbol en MD +1 y elección de la estrategia de recuperación más adecuada en base a su tendencia térmica.
Como se puede ver en la figura 2, encontramos diferentes tendencias térmicas dentro del mismo grupo de jugadores después del "mismo" estímulo (partido). Sorprendentemente, entre jugadores con valores altos de carga externa e interna (percepción de distancia e intensidad) encontramos tendencias térmicas totalmente diferentes (coeficiente de variaciones hipertérmico e hipotérmico).
Basándonos en esos resultados, recomendamos estrategias de enfriamiento para jugadores con tendencia hipertérmica. Por el contrario, para aquellos jugadores con un perfil hipotérmico global (menor temperatura de lo normal), se propusieron estrategias de calentamiento como agua caliente o sauna.
Actualmente estamos investigando este tema para poder conseguir más evidencia científica que confirme esta hipótesis. Sin embargo, está claro que la termografía es una tecnología muy interesante para cuantificar y hacer seguimiento de la carga interna, lo cual es sumamente interesante y necesario para reducir la incidencia de lesiones y mejorar la recuperación post-ejercicio y el rendimiento.
?TE INTERESA ESTE TIPO DE CONTENIDO Y QUIERES ESTAR ACTUALIZADO?
REFERENCIAS
[REFERENCIA PRINCIPAL] Thorpe RT (2021) Post-exercise Recovery: Cooling and Heating, a Periodized Approach. Front. Sports Act. Living 3:707503. doi: 10.3389/fspor.2021.707503
Kellmann, M. (2002). Enhancing Recovery: Preventing Underperformance in Athletes.
Nimmo, M. A., and Ekblom, B. (2007). Fatigue and illness in athletes. J. Sports Sci. 25 Suppl 1, S93–102. doi: 10.1080/02640410701607379
Noakes, T. D. (2000). Physiological models to understand exercise fatigue and the adaptations that predict or enhance athletic performance. Scand. J. Med. Sci. Sport. 10, 123–145. doi: 10.1034/j.1600-0838.2000.010003123.x
Thorpe, R. T., Atkinson, G., Drust, B., and Gregson, W. (2017). Monitoring fatigue status in elite team sport athletes: implications for practice. Int. J. Sports Physiol. Perform. 12, 1–25. doi: 10.1123/ijspp.2016-0434