La lesión muscular tiene una etiología multifactorial donde la fatiga neuromuscular es uno de los factores que más influyen en su aparición (Huygaerts et al. 2020). El control de la fatiga y del estado fisiológico de los tejidos ayuda a monitorizar la fatiga y los procesos de sobrecarga funcional a los que se someten los jugadores durante la práctica deportiva. Para ello, la termografía ha demostrado su utilidad para evaluar la fisiología del músculo esquelético y su fatiga (Cortê et al. 2019; Gómez-Carmona et al. 2020).
Figura 1. Interacciones entre la fatiga y la activación y función de los músculos isquiotibiales (adaptado de Huygaerts et al. 2020).
Autores como Gabbett et al. (2016) han definido a las cargas de entrenamiento, y sobre todo, sus desajustes en los ratios de trabajo agudo:crónico (ACWR, del inglés acute:chronic workload ratio) como uno de los responsables de la aparición de lesiones. Otros autores critican el trabajo de Gabbett por ser una aproximación unifactorial a la identificación del riesgo de lesión del tejido blando (de Rossi et al. 2022). Autores como Impellizzeri et al. (2020) muestran un rendimiento predictivo bajo en su aplicación a los escenarios reales, defendiendo la idea de que se necesitan múltiples fuentes de información recogidas en un proceso de cribado de aprendizaje automático para que la inteligencia artificial sea capaz de evaluar los factores que posibiliten predecir lesiones.
En ese aspecto la termografía es una de las múltiples herramientas, que entrarían a aportar datos a ese pool de datos para la prevención y la predicción de lesiones.
Como se ha visto en entradas anteriores, existen múltiples investigaciones, propias y externas, sobre la metodología de uso de la termografía para la prevención de lesiones. A modo de resumen, la termografía aporta al equipo una información sobre las regiones de interés que son proclives a lesionarse en el deporte (en este caso, el fútbol), como cuádriceps, isquiosurales y gemelos, para que a través de un sistema de alarmas generado por la métrica de la asimetrías térmicas se tome una decisión en base a la diferencia de temperaturas y la percepción del jugador.
La clasificación de las asimetrías hace relevante todas aquellas regiones que superen en 0,6 ºC la diferencia entre lateralidades y/o que hayan ocurrido de forma repetida, para que se lleve a cabo un tratamiento complementario.
El objetivo es identificar aquellas regiones con un riesgo potencial de lesión muscular y atajar el problema con una intervención que consiga devolver al cuerpo a un estado basal y conservarlo al menos en las dos semanas siguientes.
Como muestran los resultados de los estudios en la reducción de aproximadamente el 60-70% de las lesiones musculares, la termografía parece una estrategía óptima con el fin de reducir la prevalencia de lesiones musculares.
En este caso de estudio (figura 2), se presenta a una jugadora de fútbol profesional, que el día 18 de enero presenta una asimetría en el isquiosural derecho de 0,58 ºC por encima de los valores normativos para esa región y para su perfil individual. En ese primer momento, no se presentan molestias concomitantes.
Figura 2. Ejemplo de una jugadora de fútbol profesional, en el vemos varias tomas de datos de termografía, con su respectiva recomendación en función del resultado.
Es una región de especial interés, ya que se estima que la región isquiosural tiene una de las mayores incidencias, que además no ha cesado de aumentar en los últimos años (Ekstrand et al. 2021). Por ello, se toma la estrategia de controlar con más análisis los días posteriores. Al día siguiente, en la evaluación se aprecia un aumento significativo de la asimetría térmica en la región, unido a una sensación de fatiga general y en concreto sensación de pesadez en la región. Por lo que se sugiere adaptar la carga y realizar trabajos de amortiguación para recuperar la fatiga.
En la siguiente evaluación, la asimetría se ha reducido y se recomienda realizar un seguimiento hasta normalizar la temperatura de la zona y que continúe simétrica las semanas posteriores por lo que al menos se recomienda seguimiento.
Desde el equipo de ThermoHuman, valoramos este caso como un ejemplo de prevención de la lesión muscular por varios factores:
La termografía nos ayuda en la toma de decisiones informando de los cambios en el estado fisiológico de las regiones corporales que según la disciplina deportiva sean más susceptibles a sufrir una lesión.
La temperatura corporal tiende a guardar un equilibrio que detectamos por medio de la métrica de las asimetrías y que nos ayudará a valorar qué regiones pierden su normalidad, tanto en general como a nivel individual para cada jugador.
Gabbett, T. The training-injury prevention paradox: Should athletes be training smarter and harder? Br. J. Sports Med. 2016, 50, 273–280
Impellizzeri, F.; Matthew, S.; Kempton, T.; Novak, A.; Coutts, A. Acute: Chronic Workload Ratio: Conceptual Issues and Fundamental Pitfalls. Int. J. Sports Physiol. Perform. 2020
Rossi, A., Pappalardo, L., & Cintia, P. (2022). A Narrative Review for a Machine Learning Application in Sports: An Example Based on Injury Forecasting in Soccer. Sports, 10(1), 5.
Côrte, A. C., Pedrinelli, A., Marttos, A., Souza, I. F. G., Grava, J., & José Hernandez, A. (2019). Infrared thermography study as a complementary method of screening and prevention of muscle injuries: pilot study. BMJ Open Sport & Exercise Medicine, 5(1), e000431. doi: 10.1136/bmjsem-2018-000431
Gómez-Carmona, P. M., Fernández-Cuevas, I., Sillero-Quintana, M., Arnáiz-Lastras, J., & Navandar, A. (2020). Infrared Thermography Protocol on Reducing the Incidence of Soccer Injuries. Journal of Sport Rehabilitation. doi: 10.1123/jsr.2019-0056
Huygaerts, S., Cos, F., Cohen, D. D., Calleja-González, J., Guitart, M., Blazevich, A. J., & Alcaraz, P. E. (2020). Mechanisms of hamstring strain injury: Interactions between fatigue, muscle activation and function. Sports, 8(5), 65.
Ekstrand, J., Spreco, A., Bengtsson, H., & Bahr, R. (2021). Injury rates decreased in men’s professional football: an 18-year prospective cohort study of almost 12 000 injuries sustained during 1.8 million hours of play. British journal of sports medicine, 55(19), 1084-1091.
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