¿En qué momento es mejor hacer una evaluación de termografía?

¿En qué momento es mejor hacer una evaluación de termografía?

12/07/2022 By : Víctor Escamilla Galindo y Alejandro del Estal Martínez Home

En la evaluación de la respuesta de los tejidos a las intervenciones, la termografía ha demostrado ser una herramienta útil. Dependiendo del comportamiento del patrón térmico resultante, se puede entender de forma rápida e intuitiva si un tejido se ha calentado o se ha enfriado, y cuál era nuestro propósito. Además, es una herramienta ideal si se busca mejorar la educación en el paciente o deportista.

ejemplo evaluación termografía
Imagen 1. Ejemplo de una evaluación termográfica de un jugador de fútbol profesional.

Los tejidos humanos dependiendo de su vascularización, su conexión con el sistema nervioso central y su fisiología funcional van a responder a los estímulos de forma muy diferente. Por norma general, cuando evaluamos con la termografía buscamos dos objetivos (y cuatro aplicaciones):

  • Evaluar el estado del deportista para entender su perfil térmico basal, detectar regiones con alguna señal anómala y/o poder apoyar al diagnóstico ante una patología. Ante todas esas aplicaciones esperamos que, bien en un atleta sano o en un atleta lesionado, la termografía nos informe de la temperatura, y por tanto de su fisiología, de las diferentes regiones.
  • Por otro lado, podemos buscar de forma general la respuesta de cómo se comporta un deportista o paciente ante una intervención o un estímulo planificado, para entender qué es lo que produce dicha intervención. Lo que en investigación se conoce como estudios cuasiexperimental pre-post.

Por lo que ante este tipo de objetivos buscamos tres tipos de respuesta: normotermia, hipertermia o hipotermia. 

Cuando el resultado de la evaluación es una normotermia.

Siempre buscamos el estado de equilibrio u homeostasis, que los tejidos se encuentren acordes a los patrones térmicos normales, en un estado de normotermia entre ambas extremidades sin generar asimetrías. Este es el resultado ideal. 

En las investigaciones científicas, el sistema termorregulador trata de guardar un estado de equilibrio para todo el organismo. Investigadores como Uematsu et al (1989) y Vardasca et al. (2012) comprobaron que los sujetos sanos guardan ese estado de equilibrio. De idéntica manera, desde el departamento de ThermoHuman investigamos este hecho con más de 950 atletas sanos, estableciendo una asimetría media de 0,004 ºC.

Cuando el resultado de la evaluación es una hipertermia e hipotermia.

Podemos observar en Sillero-Quintana et al. (2015) que según el tejido afectado la respuesta térmica es diferente. Mientras que los tejidos más dependientes del sistema artrocinemático como huesos, articulaciones, ligamentos y fascia tienden a responder a la lesión con una hipertermia; los tejidos dependientes del sistema neuromuscular (nervio y músculo) tienden a responder con una hipotermia a su afectación. 

Además, cuando hay una lesión en la piel o en las capas más superficiales de la fascia, como puede ser una quemadura, una cicatriz o incluso una infección tras una operación, el tejido también tiende a responder con una hipotermia. En el caso de las quemaduras, la respuesta es hipotérmica y dependerá del grado. Sin embargo, las quemaduras por exposición al sol tienden a ser hipertérmicas.

El estudio de Sillero-Quintana y colaboradores (2015) es uno de los más completos al respecto, ya que analiza a casi 250 personas en un cribado en las urgencias hospitalarias. Sin embargo, solo nos aporta información del tejido cuando ya está lesionado, por lo que el conocimiento de los momentos previos a la lesión, e incluso, de las diferentes respuestas a las intervenciones todavía es un campo por explorar.

Existen ciertas investigaciones en la respuesta a los tratamientos clásicos de fisioterapia medidos con la termografía, y excepto la aplicación tópica de hielo, la mayoría tienen como objetivo el aumento del flujo sanguíneo y la oxigenación del tejido con la subsiguiente respuesta hipertérmica de la región (Lubkowska et al. 2022).

Algo parecido ocurre con la aplicación de estímulos de entrenamiento, la mayoría tienen una respuesta hipertérmica, no de forma aguda, pero sí a partir de las 8 horas de aplicación del estímulo (Fernandez-Cuevas et. al 2014). Aunque, recientemente se ha abierto una línea de investigación según el tipo de fatiga generada, la respuesta térmica y la presencia de molestias, que puede traer también a la respuesta hipotermia a la palestra.

Por todo ello, parece interesante determinar cuándo son los mejores momentos para tomar una imagen termográfica y por qué.

¿En qué momento es mejor hacer la evaluación?

A la hora de implementar la termografía en los diferentes entornos deportivos y clínicos tenemos que tener en cuenta el objetivo de la evaluación:

Antes de la intervención: si tu objetivo es generar un perfil térmico para evaluar el comportamiento del deportista o paciente en un estado basal, lo recomendable es estandarizar la toma antes de cualquier tipo de intervención, en un ambiente controlado y dejando al sujeto el tiempo de aclimatación pertinente. Además, si tu objetivo es identificar anomalías o posibles patologías, antes de cualquier prueba diagnóstica también será lo recomendable.

Durante la intervención: si tu objetivo es medir el comportamiento del sistema termorregulador durante una intervención por su relación con los demás sistemas corporales, durante la prueba es ideal para establecer marcadores con otras tecnologías. Como por ejemplo, la relación con el umbral de lactato.

Inmediatamente después de la intervención: si lo que se quiere es obtener una medición del efecto agudo de la intervención y cómo ha afectado al sistema de termorregulación y los demás sistemas relacionados, esta medida permite conocer el resultado post-intervención. Podría ser útil para comprobar los cambios en el tejido que provoca un tratamiento a nivel local o de entrenamientos y su activación de la musculatura para evaluar la eficacia.

24/48h después de la intervención: Si lo que queremos es establecer la asimilación de los efectos crónicos de una intervención o identificar posibles regiones que responden de forma atípica a la intervención. como podría ser una región que sufre una sobrecarga funcional por compensación (hipertermia) o un tejido que sufre una inhibición recíproca ligado a una respuesta dolorosa (hipotermia). Este momento permite la generación de un patrón de seguimiento ante las asimetrías encontradas a través de la métricas de ThermoHuman.

Desde ThermoHuman recomendamos dos momentos que entendemos como clave en una evaluación termográfica. La evaluación antes en un estado basal para identificar los patrones individualizados del deportista y la evaluación 24/48 horas después de la intervención porque permite entender cómo reacciona el atleta e identificar regiones con un comportamiento distinto a la normalidad.

Conclusiones

Para realizar un análisis de termografía tenemos que tener en cuenta la finalidad de la evaluación. Dependiendo de nuestro objetivo cada momento nos aporta ventajas únicas del análisis de la fisiología de los tejidos por medio de la termografía. Esto permite a los profesionales de la salud evaluar la eficacia de una intervención en cualquier momento y tomar decisiones informadas sobre su uso.


Referencias

Fernández-Cuevas, I., Sillero-Quintana, M., Garcia-Concepcion, M. A., Serrano, J. R., Gomez-Carmona, P., & Marins, J. B. (2014). Monitoring skin thermal response to training with infrared thermography. New Stud Athl, 29(1), 57-71.

Lubkowska, A., & Pluta, W. (2022). Infrared Thermography as a Non-Invasive Tool in Musculoskeletal Disease Rehabilitation—The Control Variables in Applicability—A Systematic Review. Applied Sciences, 12(9), 4302.

Sillero-Quintana, M., Fernández-Jaén, T., Fernández-Cuevas, I., Gómez-Carmona, P. M., Arnaiz-Lastras, J., Pérez, M. D., & Guillén, P. (2015). Infrared thermography as a support tool for screening and early diagnosis in emergencies. Journal of Medical Imaging and Health Informatics, 5(6), 1223-1228.

Uematsu, S., Edwin, D. H., Jankel, W. R., Kozikowski, J., & Trattner, M. (1988). Quantification of thermal asymmetry: part 1: normal values and reproducibility. Journal of neurosurgery, 69(4), 552-555.

Vardasca, R., Ring, E. F. J., Plassmann, P., & Jones, C. D. (2012). Thermal symmetry of the upper and lower extremities in healthy subjects. Thermology international, 22(2), 53-60.


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