La termografía infrarroja es una técnica de diagnóstico no invasiva que se usa cada vez más en medicina deportiva para detectar asimetrías térmicas que pueden derivar en lesiones y repercutir en el rendimiento y la salud del deportista (Marins JC. et al. 2015), como en este caso a analizar la respuesta al entrenamiento de fuerza.
Esta herramienta también se ha utilizado para detectar zonas musculares trabajadas después de participar en una maratón y para estudiar los efectos de la temperatura de la piel cuando se entrena fuerza, resistencia o velocidad. Además, la termografía infrarroja es útil para evaluar el daño muscular producido por el entrenamiento pliométrico y detectar asimetrías térmicas que podrían derivar en lesiones.
En este caso los autores querían determinar el efecto del entrenamiento a lo largo del tiempo en los cambios de la temperatura corporal para determinar cuál es la magnitud del cambio.
El estudio involucraba a 14 participantes jóvenes que fueron analizados antes del entrenamiento, inmediatamente después y cada hora después del entrenamiento hasta las 8 horas posteriores.
Los análisis se realizaron con la cámara térmica T335 (FLIR Systems, Suecia) y se controlaron todas las condiciones bajo el protocolo TISEM.
El entrenamiento consistía en un calentamiento aeróbico de 5 minutos y una serie de aproximación de cada ejercicio de unas 6 a 10 repeticiones con cargas bajas. El orden de los ejercicios fue: Press de banca 4 series de 10 repeticiones al 70% de la RM descansando 90 segundos entre serie; al pasar al siguiente ejercicio los sujetos descansaban 3 minutos, el siguiente ejercicio fue prensa de piernas con la misma dinámica de volumen e intensidad, luego cruces de polea para pectoral y por último extensión de pierna en máquina, todo el protocolo siguió la misma dinámica (Figura 1).
Figura 1. Metodología del estudio
Los resultados muestran que inmediatamente después de un entrenamiento en circuito que involucre todos los grupos musculares la temperatura de la piel disminuye. Además, parece que la respuesta es sistemática para todas las regiones corporales aunque más significativa para aquellas regiones que nos estaban tan involucradas en el movimiento. Los autores señalan que esto puede ser debido a una respuesta de redistribución del flujo o de las hormonas ante un ejercicio de alta intensidad (Figura 2).
Figura 2. Resultados del estudio del efecto del entrenamiento de fuerza (Fernández-Cuevas et al. 2023)
Sin embargo, a partir de las 4 horas en las regiones que han sido ejercitadas la temperatura tiene un aumento significativo que alcanza sus valores más altos entre las 5 y las 6 horas después del entrenamiento. Lo que nos indica un efecto metabólico del entrenamiento de fuerza.
Los autores señalan que inmediatamente después del entrenamiento de fuerza la temperatura de la piel va a disminuir. Sin embargo, las regiones ejercitadas van a sufrir un incremento significativo pasadas aproximadamente las 4 horas.
Por lo tanto, si el objetivo es medir el control de carga interna de un entrenamiento de fuerza lo ideal es esperar a que por lo menos se alcance el pico de temperatura o ver como se encuentra a las 24 horas en un estado basal.
Fernández-Cuevas, I., Torres, G., Sillero-Quintana, M., & Navandar, A. (2023). Thermographic assessment of skin response to strength training in young participants. Journal of Thermal Analysis and Calorimetry, 1-9.
Marins, J.C.B.; Fernández-Cuevas, I.; Arnaiz-Lastras, J.; Fernandes, A.A. y Sillero-Quintana, M.(2015). Aplicaciones de la termografía infrarroja en el deporte. Una revisión / Applications of Infrared Thermography in Sports. A Review. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 15 (60) pp. 805-824. Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista60/artaplicaciones594.htm