La termografía infrarroja ha demostrado ser una herramienta no invasiva y efectiva para monitorizar el rendimiento físico y prevenir lesiones en atletas de alto rendimiento. En particular, este método permite la identificación de asimetrías térmicas, las cuales pueden ser indicadoras tempranas de desequilibrios musculares o riesgo de lesiones. Sin embargo, uno de los desafíos recurrentes en el uso de la termografía en el deporte es la necesidad de seguir protocolos estrictos de aclimatación antes de la toma de imágenes, como lo sugiere el consenso de TISEM (Thermographic Imaging in Sports and Exercise Medicine). Este protocolo recomienda un periodo de aclimatación de 10 minutos en un entorno controlado para estabilizar las respuestas fisiológicas antes de realizar las evaluaciones térmicas.
Este estudio piloto, llevado a cabo en un equipo de fútbol juvenil de élite, se diseñó para evaluar la influencia de la aclimatación en los patrones de termografía en diferentes regiones del cuerpo, con especial atención a las diferencias térmicas y asimetrías entre contralaterales. A lo largo de un periodo de cuatro semanas, se realizaron sesiones de termografía en tres momentos distintos: inmediatamente después de la llegada (0 minutos de aclimatación), tras 5 minutos y tras 10 minutos de aclimatación. La temperatura de la sala se mantuvo constante a 20°C y con una humedad relativa del 50%.
Para llevar a cabo este estudio, se trabajó con un total de 26 futbolistas juveniles de la división de honor juvenil en España. Los jugadores fueron sometidos a evaluaciones termográficas cuatro veces por semana durante un periodo competitivo de cuatro semanas, con el fin de observar cómo las condiciones de aclimatación influían en los patrones térmicos de diferentes grupos musculares.
El procedimiento de toma de imágenes siguió los estándares del protocolo de TISEM en cuanto a configuración de la cámara y condiciones ambientales, aunque con modificaciones en el proceso de aclimatación. Las imágenes térmicas se capturaron en tres momentos distintos: justo al llegar a las instalaciones, después de 5 minutos de aclimatación y tras 10 minutos de aclimatación en una sala con temperatura y humedad controladas. Las tomas fueron realizadas siempre a la misma hora del día (9:00 am) para asegurar que los jugadores se encontraran en condiciones fisiológicas similares, habiendo desayunado pero sin haberse duchado ni realizar ejercicio intenso antes de las sesiones.
La cámara térmica utilizada fue una FLIR T435bx, colocada a 3 metros de distancia de los jugadores (con una resolución de 320 × 240 píxeles y sensibilidad térmica de 0,04°C). Esta distancia se eligió para obtener una imagen completa de las extremidades inferiores, permitiendo capturar tanto la vista anterior como posterior de las mismas. Se tomaron imágenes térmicas de 44 regiones de interés (ROI) en las extremidades inferiores, divididas entre el muslo, la rodilla, la tibia, el tobillo y el pie en la vista anterior; y los isquiotibiales, la zona poplítea, las pantorrillas, el tendón de Aquiles y el pie en la vista posterior.
Cada sesión consistía en la toma de dos imágenes térmicas por jugador en cada uno de los tres momentos de la aclimatación (0, 5 y 10 minutos), una para la parte anterior y otra para la parte posterior de las extremidades inferiores. Las imágenes fueron analizadas utilizando el software ThermoHuman, que segmentó automáticamente las regiones de interés y calculó las temperaturas promedio, mínimas y máximas para cada ROI, así como la asimetría térmica entre regiones contralaterales.
Uno de los hallazgos más relevantes de este estudio fue que la aclimatación tiene un impacto significativo en la evaluación de los isquiotibiales. Los datos mostraron que, al comparar los tres momentos de evaluación, la asimetría térmica en los isquiotibiales disminuyó de manera notable después de 10 minutos de aclimatación. Esto sugiere que las diferencias iniciales en las temperaturas entre los isquiotibiales podrían estar relacionadas con factores externos, como la postura sedentaria o la actividad previa al ingreso a las instalaciones.
El estudio hipotetiza que la postura prolongada en sedestación, a la que están sometidos los jugadores antes de las pruebas, puede generar compresión vascular en los isquiotibiales, lo que aumenta la asimetría térmica inicial. A medida que los jugadores se aclimatan al ambiente controlado durante los primeros 10 minutos, estas asimetrías tienden a desaparecer, lo que indica que la aclimatación puede ser crucial para obtener datos precisos en esta región muscular específica.
En contraste, los resultados para otras regiones del cuerpo, como el muslo anterior, la rodilla, la pantorrilla y el tobillo, no mostraron diferencias significativas en las asimetrías térmicas tras el periodo de aclimatación. A pesar de la exposición a temperaturas controladas durante el mismo periodo de tiempo, la mayoría de los músculos no presentaron variaciones importantes en la asimetría térmica. Esto sugiere que, para estas regiones corporales, la aclimatación no parece ser un factor crítico y la evaluación termográfica podría realizarse sin necesidad de cumplir estrictamente con el periodo de 10 minutos recomendado por el protocolo TISEM.
Este estudio destaca puntos clave para la aplicación de la termografía:
Con este artículo queremos hacer un especial homenaje al primer autor de este artículo, Carlos Majano López, quien falleció el 20 de julio de 2024.Carlos, en el marco de su tesis doctoral sobre termografía, realizó importantes contribuciones en el campo de la termografía aplicada al deporte. Agradecemos profundamente su trabajo y el trato cercano que siempre nos brindó. Descansa en paz.
Majano, C., García-Unanue, J., Fernández-Cuevas, I., Escamilla-Galindo, V., Alonso-Callejo, A., Gallardo, L., & Felipe, J. L. (2024). Assessment of the acclimatization influence on thermography patterns in youth football players: a pilot study. Journal of Thermal Analysis and Calorimetry, 1-10.